La primavera es una de las cuatro estaciones de las zonas templadas, la transición entre el invierno y el verano. Astronómicamente, comienza con el equinocio de primavera entre el 20 y el 21 de marzo y termina con el solsticio de verano alrededor del 21 de junio.
Durante la primavera, los días se van alargando, el sol sale cada día un poco antes y se pone un poco después, siendo la noche más corta y el día más largo.
Como es la estación que sigue al invierno, la primavera representa un cambio del clima que se refleja en las plantas, porque aparecen numerosas flores vistiendo alegres y llamativos colores acompañados de sugestivas fragancias. Y entonces el sistema defensivo de una persona puede precibir un agente externo ( polen, polvo, ácaros…) como dañino, aunque realmente no sea peligroso, provocándole distintos síntomas, desde molestias leves a problemas más graves.
Los síntomas que se suelen dar son estornudos, picor de nariz y/o garganta, congestión nasal, tos, lagrimeo y/o enrojecimiento de los ojos, dificultad para respirar…
Para convivir mejor con éstas agresiones te recomendamos mantener una alimentación equilibrada, rica en vitaminas y minerales y pobre en hidratos de carbono refinados, evitando los lácteos y sus derivados. Evita las comidas copiosas. Cuida tu flora intestinal: utiliza productos prebióticos (inulina) y probióticos ( Lactobacilus y Bifidobacterias). Aléjate de los ambientes cerrados, húmedos, mal ventilados o con aire acondicionado, ya que favorecen la aparición de microorganismos perjudiciales para tu organismo.
Nosotros te ofrecemos remedios muy naturales para que disfrutes, sin problemas de la primavera:
Mezcla de extractos y aceites esenciales de plantas medicinales (grosellero negro, helicriso, pasiflora, cola de caballo, fumaria, pensamiento, hisopo) que alivia las manifestaciones relacionadas con las reacciones del organismo frente a agentes externos (polen, ácaros, polvo,etc.)